El video de bolsillo
Justo cuando me acababa de montar en el taxi que me sacaba de un terminal de buses que no conocía, el teléfono que cargo en el bolsillo vibró. Era un número que no conocía. Cuando al otro lado habló Diana muy asustada, entendí que algo le había sucedido a su celular. Ella me contó con pocos detalles cómo había sido víctima de un asalto en el colectivo en donde se había montado para ir a casa. Mientras el taxista hacía maromas para avanzar entre curvas y ascensos empinados de barrios populares de la ciudad de Manizales, mi esposa por teléfono intentaba darme algunos detalles de los que sucedió. El taxista aceleraba. Diana lloraba contando cómo cuando se montó en el pequeño bus, un par de kilómetros después se subió un tipo quien sin mayores rubores les exigió a los pocos pasajeros que le entregaran los teléfonos mientras el busecito avanzaba. El “asalto a la diligencia” duro menos que una llamada de celular en cabina, pero fue suficiente para el robo de los aparatos y la siembra de