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Mostrando entradas de octubre, 2012

La maldita Elizabeth

En aquel entonces habíamos llegado a un grado de extraña madurez que empujaba a entregar los trabajos de clase con calidad en contenido y a tiempo; esto significa que si había que trasnochar, la queda no era la excusa, pues ni el sueño doblega la voluntad... Un jueves, pasadas las 3 de la tarde, entró al salón el profesor Delgado (Era su apellido) con tiza en mano y herramientas de dibujo técnico, empezó a explicar los cálculos trigonométricos que eran necesarios despejar para poder dibujar un diámetro interior y uno exterior que a la postre darían a luz un piñon dibujado con módulos en sistema Pytch y al terminar los cálculos y dibujar la hermosa pieza, repito, con tiza y reglas, todos debíamos hacer lo mismo. Nuestros puestos de colegio público no eran grandes mesas para desplegar un formato A1 (Pliego de cartulina) y ya se imaginarán los resultados (De los que terminaron en el marco de la clase): manchas, líneas pasadas, cotas mal hechas y demás errores en los números, las líneas,