DISEÑO COMO ANFITRIÓN
¿En qué consiste la singularidad epistemológica del diseño?

En el último viaje que hice de Bogotá a Manizales para estar en la segunda parte del seminario de investigación de mi maestría, en donde por circunstancias propias del aeropuerto y la aerolínea terminé en Pereira, tuve la oportunidad de leer un artículo en la revista Avianca en revista (Así se llama la puta revista) que dejan en el bolsillo de la silla de adelante. El artículo escrito por Cliff Kuang (1) de 9 páginas de extensión (Cosa extraña en una revista de esta naturaleza), intenta abordar evidencias, aportes y testimonios sobre la importancia del diseño en la industria. El artículo giró en torno a la famosa frase que dijera el recordado presidente de la IBM, Thomas Watson Jr. A estudiantes de Warton hace poco más de 40 años: “Un buen diseño es un buen negocio”.

Esta sentencia que podría sonar excesivamente mercantilista es, según el artículo, una apuesta efectiva del alto ejecutivo durante su periodo de gobierno al frente de la IBM, pues se le consideraba un genio de los negocios; logró hacer crecer diez veces más a su compañía y fue motor para el punto de giro en innovación haciendo que su compañía pasara de la fabricación de las tradicionales cajas registradoras a computadoras. Evidentemente su apuesta por el diseño y por asignarle el nivel de prioridad que quería, lo hizo buscar talento para que en equipo, desarrollaran grandes cosas (Incluso su marca e imagen corporativa).

El señor Watson impresionó a los estudiantes en aquel entonces y de paso le dio importancia a una práctica que esta asignada a personas con tendencias artísticas, estéticas o de imagen y que en ambientes productivos poco se tenían en cuenta. Aún hoy día los diseñadores (No solo los gráficos) parecen bichos raros que de vez en cuando salen con ideas que nos cambian la vida dramáticamente y luego se esconden porque la luz les afecta.

En el mismo artículo se habla de una aplicación llamada Bump (https://bu.mp/) que permite intercambiar datos entre usuarios de teléfonos móviles con solo golpearlos juntos... ¿Acaso estos aparatos no eran exclusivos de la oreja que los escucha fielmente y los dedos que acarician sus teclas?

En el mismo artículo escriben algunos ejemplos de cómo el diseño ha convertido empresas en gigantes de la industria como Apple y Google, pero con la advertencia un poco maliciosa sobre la “tensión” que presentan sus productos y la incertidumbre que se genera en los públicos que periódicamente esperan diseños novedosos y casi milagrosos.

Desde mi tímida mirada como pasajero y como espectador consumidor me imaginaba qué carajos tenía que ver conmigo esa apreciación. ¿Acaso yo mismo, sentado en la silla 17K y perdido en los cielos del eje cafetero me interesaba el nuevo producto que sacara Apple, Google, Nike o cualquier otro gigante de las marcas? Para ser honesto si me interesaba. Desde ese momento y después de asistir al seminario Quiero saber si las líneas que la ciencia ha trazado como inmodificables y la tecnología ha escrito como funcionales, el diseño las desviará con algún artefacto de múltiples usos como ya lo ha hecho en otras oportunidades.

De mi parte no creo que “la singularidad epistemológica” del diseño sea tan singular; se que me estoy metiendo en terrenos que no domino y en los cuales aún hace falta leer mucho y experimentar bastante, pero con una intención social y de producción alternativa, el diseño debe centrarse en el usuario y no en el cliente.

Creo que una versión de respuesta muy acertada a la pregunta que abre este texto la tiene Gui Bonsiepe, cuando en su conferencia en la universidad Autónoma Metropolitana de México menciona que “Por el momento, el status cognitivo del diseño está cubierto por un velo de dudas, pues se despliega en el dominio de la visualidad, intrínsecamente entrelazado con la experiencia estética, y menos con el dominio de la discursividad. A diferencia con otras disciplinas universitarias, el diseño no está orientado, en primer lugar, a la generación de nuevos conocimientos, pero sí a las prácticas de la vida cotidiana. El diseño enfoca al carácter operativo o performativo de los artefactos materiales y semióticos, interpretando la función y la funcionalidad no en términos de eficiencia física como pasa en las ingenierías, sino en términos de comportamiento insertado en una dinámica cultural y social ” .

Digo que me parece acertada sin ánimo de “recostarme” en semejante apreciación, porque  desde la experiencia de IBM y otros del mercado global, el éxito en amplia proporción ha sido definido por el diseño, su uso y su funcionalidad. Siguiendo con la misma atmósfera de vuelos e imaginándome algún caso extraño, es posible que en alguna oportunidad el ex-ceo de IBM y el doctor Bonsiepe compartieran en un aeropuerto mientras esperaban la salida de un vuelo; y tal vez al calor de un tinto discutieran sobre qué significa el diseño y cuál es el mejor camino para abordarlo. Tal vez eso nunca sucedió, pero algo dentro de esta discusión que se plantea lo une: la importancia del diseño. Es muy posible que Watson Jr. contara cómo un diseñador con la expectativa de desarrollar su creatividad se convierta en presidente de una compañía y así mismo todo su equipo de trabajo (Y casi que la compañía entera) empezaron a mirar al diseño como el motor de la innovación y de buenos negocios, lo que a su vez lo pone en la cima del mercado y de paso exige a las academias diseñadores que sean capaces de aceptar el reto de salir de su cáscara operativa para pensar el diseño como estrategia. Este apunte tendría mucho eco dentro de lo que ha planteado su compañero de espera, pues en su discurso Bonsiepe afirma que “Nadie negará la fuerza omnipresente y hasta aplastante del mercado, pero una cosa es aceptarlo como realidad y es otra cosa imponerlo como única realidad”.

Bonsiepe en esta historia de ficción comentará después de un sorbo de café humeante sobre la simplicidad de las formas y el contraste con su uso, es decir que cuando algo parece simple es muy posible que su uso sea más complejo de lo que parece (Caso balón de fútbol). Esto me hace pensar que muchas de las cosas que he comprado, consumido atendido o simplemente contemplado, no han pasado de cierto nivel de asombro y nada más. Realmente no hay nada mejor que un diseño fácil de entender, fácil de usar y fácil de recordar.

El profesor Bonsiepe tal vez daría más ejemplos para demostrar que su academia y su análisis del diseño puede hacer un bonito juego con la experiencia empresarial del respetado gurú de los negocios con el que compartía una espera de terminal aéreo. Entre tragos de café manifestaría su posición frente a lo que significa el diseño dentro de la industria moderna en regiones como América Latina y citaría su artículo escrito en la revista ELISAVA TdD en 1990, el cual tituló: “Perspectivas del diseño industrial y gráfico en América Latina ”  en donde diserta sobre el reconocimiento de los diseñadores en la industria latina. A su turno y sin permitir interrupción, Gui, como ya le llama el gerente Thomas a esta altura de la charla, expresaría que “son precisamente estas empresas multinacionales y /o controladas por capital extranjero las que ocasionalmente abren la puerta para el diseño local, ofreciendo una ventaja: ya han comprendido lo que el diseño es para el gerenciamiento de la empresa y no lo cuestionan .”

Tal vez después de escuchar este apunte, Watson Jr. le hablaría de cuando decidió por allá en 1954 llevar a su compañía al respetado diseñador Eliot Noyes para que reinventara la exhibición de IBM en Manhattan. Este binomio poco a poco iba a convertir a IBM en un símbolo del modernismo tecnológico gracias a diseños novedosos que ampliaban el horizonte de lo que el pool de ingenieros entregaban como resultados. Noyes, quien tuvo formación de diseñador industrial y arquitecto siempre tuvo en su mente la idea de que el diseño no solo se centra en los modelos y los aparatos; se encarga de estimular la acción, el lugar y los sujetos con los que tiene relación.

Seguramente nuestros protagonistas de historia de aeropuerto después de secar sus vasos desechables de tinto, terminaron abordando un avión (O vuelos diferentes) dotados de comodidades y servicios informativos y viviendo en carne propia el resultado de la transacción que hicieron por internet (Me imagino al par de vejetes2 haciendo sus reserva en un portal web) para finalmente llegar a sus destinos utilizando el aparato volador. En cada una de estas experiencias (El vaso desechable, la silla donde se sentaron y la mesa que les sirvió de panel de charla; el avión, sus sillas y hasta el mismo aeropuerto con portal interactivo en internet) se dibuja como un testigo silencioso del diseño que sin pretensiones busca solucionar de la mano con la tecnología, la estética y el arte, problemas de calidad de vida.

Desde mi perspectiva la singularidad epistemológica del diseño radica en ser interfaz. En ser un estado de gracia que se permite servir de anfitrión de la integración de la ciencia y la tecnología en la vida cotidiana de una sociedad, como lo diría Bonsiepe “concentrándose en la zona intermediaria entre producto o información y usuario”  haciendo realidad un frase que hoy juega a dar tonos de intelectualidad cuando se le cita “diseño de interfaces”. Está presente como protagonista de todos los procesos actuales y que sin pretensión del alto perfil y que de plano sabe que pocos lo reconocerán. Tal como lo diría Buchanan  “En los complejos sistemas modernos, el logos del diseño está dirigido a dos públicos claramente diferenciados: especialistas que pueden realmente seguir y juzgar el razonamiento como un proceso y usuarios en general a quienes solamente les interesa el resultado.”

En otro texto que tuve la oportunidad de leer llamado La teoría del diseño y el diseño de la teoría de José Luis Ramírez, el autor explica que “la teoría del diseño es como una teoría invertida del conocimiento. Mientras que la teoría del conocimiento es una teoría de cómo es percibida y entendida la realidad y de cómo se adecuan nuestras ideas con la realidad externa, la teoría del diseño es una teoría de cómo la realidad es producida y cómo las ideas y la experiencia pueden dar forma a una realidad externa. ”

Definir al diseño como una ciencia, como un arte o como una técnica es problemático porque no hay suficiente discusión académica que sustente una posición sólida dentro de éstos ambientes. En nuestro contexto, como diría Ramírez (1997) “Una teoría general del diseño exige que dejemos a un lado lo que es específico de las casas, los puentes, los artículos industriales, las organizaciones, etc., para concentrarnos en cambio en lo que quiere decir diseñar en todos los ejemplos que puedan darse y de todas las maneras habidas y por haber, sin diferencia entre ellas. ”

Con respeto por el profesor Ramírez, me queda complicado hacer a un lado éstos resultados, porque sin ellos dentro de la discusión no tendrían cabida los usuarios que como yo estamos a la expectativa.

Visto desde la perspectiva de la comunicación, la complejidad del diseño le otorga una posición única por su dimensión lingüística y su semiótica que últimamente la han querido llamar poética. Bonsiepe asegura que “el diseño no es ni puede ser ciencia. Diseño es intervención concreta en la realidad para inventar, desarrollar y producir artefactos. Puede existir un discurso científico sobre el diseño, pero el diseño constitutivamente no es ciencia. ” Más adelante expresa que “Puede parecer una herejía suponer que el secreto del diseño industrial y gráfico es que no tienen principios secretos. No quiero afirmar esto con seguridad, pero por lo menos dejar esta posibilidad abierta: que no hay principios del diseño. ”

Cuando llegue a Manizales y caminé hasta la universidad de Caldas, sentí como se apoderaba un sentido adicional para percibir formas, objetos, ideas en las calles y en las personas. Cuando ingresé a clase y el doctor Grisales inició su exposición Mi primera impresión al respecto es que el diseño tiene que ser investigado como diseño, no como ciencia ni como arte.

El propósito de la epistemología como lo expresa Zenovio Zaldivia es “distinguir la ciencia auténtica de la pseudociencia, analizar la investigación científica para detectar el conocimiento válido del conocimiento superficial o la búsqueda de la verdad de sólo una aproximación vivencial a ella. También debe ser capaz de criticar programas de investigación y de sugerir nuevos enfoques promisorios para el desarrollo de las ciencias particulares.”

Teniendo en cuenta esta breve explicación y con la historia contada sobre aeropuertos café y personajes importantes de la industria y la academia, me atrevo a cerrar con más dudas que certezas, pero apostaría por la buena salud del diseño siempre y cuando haya un reconocimiento de la interdiciplinariedad en donde participan el arte, la ciencia, la tecnología y la técnica. Este será el vehículo ideal para poder definir el diseño. No obstante la duda no me deja trancar la puerta porque será necesario definir aspectos muy específicos del contexto en donde se mueva el diseño. Una cosa será en Europa; otra en Asía; otra muy diferente la vivimos en Latinoamérica lo que nuevamente le agrega su grado de complejidad al punto.


Saludos y buena vibra


Lo que leí pa' escribir esta entrada:


Gui Bonsiepe, Diseño y Crisis , 2011 . Conferencia presentado en la Universidad Autónoma Metropolitana, México, en ocasión de la ceremonia de otorgamiento del título Dr. honoris causa .

_______ Perspectivas del diseño industrial y gráfico en América Latina. 04 comunicación visual a l'entorn del disseny. D'a rquitectura i urbanisme, 1990 .


José Luis Ramírez , LA TEORÍA DEL DISEÑO Y EL DISEÑO DE LA TEORÍA . Reproducido de: Astrágalo - Cultura de la Arquitectura y Ciudad, núm. 6, abril 1997. En: http://www.ub.es/geocrit/sv-70.htm

Richard Buchanan, Declaración por Diseño: Retórica, Argumento y Demostración en la Práctica del Diseño.

Kuang, Cliff. El buen diseño es buen negocio. En Avianca en revista. Pp. 239 – 252. Noviembre de 2012.

Saldivia, Zenobio. Epistemología y diseño. Un maridaje necesario. En: Revista Latinoamericana de Ensayo. Disponible en: http://critica.cl/filosofia/epistemologia-y-diseno-un-maridaje-necesario. Consultado el 29 de noviembre de 2012.



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